PREPARA TU CÉSPED PARA EL INVIERNO EN SIETE PASOS

Posted By: Manuel Gaviño In: Nuestros consejos Comment: 0 Hit: 1312

¿Quieres que tu césped resista bien el frío del invierno y rebrote con fuerza durante la primavera? En este post te contamos todo lo que tienes que saber.

El frío es el enemigo de tus plantas. Salvo que se trate de una especie que florece con las bajas temperaturas, necesitarás tomar medidas para protegerlas durante el invierno. Y eso incluye también el césped.

Preparar el césped para el invierno requiere de varias tareas de mantenimiento que llevaremos a cabo a lo largo del otoño. El objetivo no es solo mejorar su resistencia al frío, sino que, cuando llegue la primavera, rebrote con fuerza. ¿Qué prefieres encontrarte cuando el resto de tus plantas florezcan? ¿Un césped verde y revitalizado, o uno con manchas amarillas y calvas?

Si quieres saber cómo conseguir que tu jardín soporte bien el frío, sigue leyendo.

Tareas para preparar tu césped para el invierno

Siega

Durante el invierno, la velocidad de crecimiento del césped se reduce. En los meses más fríos apenas necesitaremos segarlo.

La última siega de mantenimiento la realizaremos entre finales de octubre y principios de noviembre, cuando caigan las temperaturas. En este momento dejaremos una altura más alta de lo habitual. Así, nos aseguraremos de que las raíces estén protegidas del frío. Con una altura de siega de unos cuatro centímetros será suficiente.

Recuerda cortarlo siempre cuando esté seco, para evitar que aparezcan hongos.

Escarificado y aireado

De manera natural, entre las hojas del césped y el suelo se forma una capa de materia orgánica, compuesta por raíces, tallos y otros restos orgánicos. Esta capa es conocida como ‘fieltro’, y forma parte de cualquier césped sano.

Sin embargo, la falta de mantenimiento puede llevar a que esta capa crezca demasiado. Un fieltro de más de un centímetro de grosor puede poner en peligro la salud de nuestro césped. Al tratarse de una masa compacta e impermeable, impide que el agua, el oxígeno y los fertilizantes lleguen hasta las raíces. Su presencia debilita el césped y nos hace más difícil prepararlo para el invierno.

Si la capa de fieltro ha crecido demasiado, la solución es escarificar el jardín. El escarificado consiste en arañar la superficie del suelo, haciendo cortes de unos tres o cuatro centímetros de profundidad.

Al escarificar, descompactamos las raíces del césped y mejoramos el drenaje del suelo. Es importante retirar con un rastrillo los restos de fieltro que hayamos sacado para evitar que vuelvan a rellenar los huecos dejados por el escarificado.

Otra tarea importante es el aireado. Con una horca o una herramienta especializada, realizamos agujeros de varios centímetros de profundidad por todo el suelo. Así contribuimos también a que el oxígeno llegue hasta las raíces.

Recuerda que tanto el escarificado como el aireado deben realizarse durante los inicios del otoño, cuando aún hay temperaturas medias. Si esperas demasiado, el césped no tendrá tiempo de recuperarse para el invierno.

Recebado

Tras el aireado y el escarificado, podemos aprovechar para aplicar una capa de recebo. El recebo es una mezcla de mantillo, arena o turba que rellenará los huecos dejados en el suelo.

Al recebar, nos aseguramos de que el suelo mantenga un buen nivel de drenaje. Si tenemos calvas en el césped, también será el momento de resembrar.

Abonado

Aunque con el frío las hojas del césped dejan de crecer, las raíces no lo hacen. Para que resista bien el frío y rebrote con fuerza durante la primavera, es muy importante que apliquemos una capa de abono a lo largo del otoño.

Al abonar, le aportaremos nutrientes a las raíces para que crezcan en profundidad y extensión, lo que fortalecerá nuestro césped.

Tras el abonado, no te olvides de regar para que el agua asiente por completo el fertilizante.

Rastrillar las hojas secas

Si tienes árboles o plantas de hoja caduca en tu jardín, durante el otoño verás cómo se llena de hojarasca. Al pudrirse, estas hojas fomentan la aparición de hongos en el césped y aumentan la capa de fieltro.

Para que tu césped se mantenga fuerte durante todo el invierno, es fundamental que retires estas hojas secas. Hazlo de manera habitual, antes de que el agua de riego y la lluvia conviertan las hojas en una plasta sólida y hagan más difícil su retirada.

Quitar las malas hierbas

Las especies invasoras, como el diente de león, se instalan en nuestro césped y le roban el agua y los nutrientes. Para que nuestro jardín esté preparado para el invierno, debemos eliminarlas.

Además de retirarlas de forma manual, puedes aplicar un herbicida selectivo. De esta forma evitarás que las malas hierbas rebroten durante la primavera.

Riego

En invierno el césped crece más lento, y por lo tanto también necesita menos agua. Según la zona en la que vivas, es posible que ni siquiera haga falta regarlo, puesto que con la humedad del rocío de la mañana y las lluvias sea más que suficiente.

En caso de que riegues, una vez empiece a hacer frío procura hacerlo en las horas centrales, al revés que en verano. Así evitarás que el agua se hiele y dañe las hojas.

Si tienes un programador automático para controlar el riego, puedes instalarle un sensor de lluvia para que se detenga cuando haya precipitaciones.

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