Guía de cuidados de la lavanda

La lavanda es una de las plantas más populares en la jardinería. 

Se trata de una especie robusta, fácil de cuidar y que requiere poco mantenimiento. Pero aun así, hay ciertos aspectos que se deben tener en cuenta para asegurar su salud y crecimiento adecuado. 

Y en este post te vamos a explicar cuáles son.

¿Preparado?

Pues ¡vamos allá!

Los principales cuidados de la lavanda

1. Temperatura

La lavanda es una planta resistente que puede soportar una amplia gama de temperaturas, desde el calor intenso hasta el frío extremo. 

Sin embargo, las temperaturas ideales para la lavanda oscilan entre los 21° C y los 27° C durante el día y entre los 15° C y los 18° C durante la noche. 

Es importante proteger la planta del frío intenso y la nieve durante el invierno, especialmente si se encuentra en una maceta.

2. Sustrato

La lavanda necesita un suelo bien drenado y arenoso para crecer correctamente. 

Es importante que el sustrato tenga un buen drenaje para evitar que el agua se acumule alrededor de las raíces, lo que puede provocar la pudrición de las mismas y la muerte de la planta. 

Una buena opción es mezclar tierra de jardín con arena gruesa en una proporción de 3:1. También es recomendable añadir una capa de grava en el fondo de la maceta o del lugar donde se plante la lavanda para asegurar el drenaje.

3. Riego

La lavanda es una planta que requiere poco riego, ya que es resistente a la sequía.

 De hecho, el riego excesivo puede ser perjudicial para la planta, ya que puede provocar la pudrición de las raíces. 

Es recomendable regar la lavanda solo cuando la capa superior del sustrato esté seca al tacto. En general, se debe regar la planta una vez a la semana durante la primavera y el verano, y reducir la frecuencia de riego durante el otoño y el invierno.

4. Luz

La lavanda necesita mucha luz para crecer correctamente. 

En general, se recomienda ubicar la planta en un lugar donde reciba al menos 6 horas de luz solar directa al día. 

Si la lavanda se encuentra en una maceta, es recomendable colocarla en una zona donde reciba luz solar directa por la mañana y sombra por la tarde para evitar que las hojas se quemen.

5. Abono

La lavanda es una planta que no necesita demasiado abono, pero es importante proporcionarle los nutrientes necesarios para su crecimiento. 

Lo ideal es abonar la planta una vez al mes durante la primavera y el verano con un fertilizante orgánico para plantas de exterior. 

Es recomendable no abonar la lavanda durante el otoño y el invierno, ya que la planta se encuentra en estado de reposo.

6. Poda

La poda es un aspecto importante en el cuidado de la lavanda. Es recomendable podar la planta una vez al año para mantener su forma y estimular su crecimiento. 

Lo ideal es podar la lavanda a finales del verano o a principios del otoño, antes de que comience el clima frío. En la poda se debe eliminar el crecimiento del año anterior para permitir que la planta crezca y florezca mejor en el año siguiente.

En cuanto a la técnica de poda, se recomienda cortar la planta a aproximadamente un tercio de su altura original. También se deben eliminar las ramas muertas o enfermas, así como las flores marchitas para evitar que la planta se agote.

Además de la poda anual, es recomendable hacer una poda ligera durante la temporada de crecimiento para mantener la forma de la planta y evitar que se vuelva demasiado larga y desaliñada.

¿Ya tienes claro cómo cuidar tu lavanda?

Esperamos que este post te haya resultado útil.

Si necesitas ayuda para cuidar tus lavandas o cualquier otra planta, recuerda que solo tienes que ponerte en contacto con nosotros.

Estaremos encantados de ayudarte a mantener tus plantas sanas y felices.