Cuidados del jardín en primavera que debes conocer para que tus plantas rebosen vida - 2024

Publicado en:

Categorias: Nuestros consejos

Autor Adrián Medina Alarcón

Ya es oficial: acaba de empezar la primavera. 

Vuelve a hacer calor y tus plantas empiezan a despertarse del letargo invernal. Ahora es el momento de que florezcan y conviertan tu jardín en un espectáculo de colores y aromas.

Pero ya sabes que para eso, necesitas ofrecerles los cuidados necesarios. 

¿Sabes a cuáles nos referimos y por dónde empezar?

Si tienes dudas, no te preocupes. En este artículo vamos a explicarte todos los cuidados que necesita tu jardín durante la primavera y el orden en que debes aplicárselos. 

Además, también veremos algunos consejos específicos en el caso de que tengas césped.

¿Preparado?

Pues coge el rastrillo y los guantes, que nos ponemos en marcha. 

Cuidados del jardín en primavera 

Vamos a ver primero los trabajos generales que debes llevar a cabo en el jardín una vez empiece la primavera.

1. Haz un repaso general de tus plantas

Lo primero que haremos será revisar el impacto que ha tenido el frío en nuestras plantas.

Y es que, tras los meses de invierno, es posible que te encuentres flores secas (si tienes especies que florecen con el frío), plantas con tallos mustios… incluso algunos restos de hojas secas que se hayan acumulado desde la última limpieza.

Por eso lo primero que haremos será revisar todos estos puntos para hacer un saneamiento general del jardín.

2. Comprueba el estado de tus herramientas

Seguramente ya haya pasado un tiempo desde que usaste tus tijeras de podar y el resto de tus herramientas.

Y en ese periodo de desuso es posible que el frío y la humedad las hayan deteriorado. 

Por eso, antes de ponerte manos a la obra, es importante que las revises y compruebes que están en perfecto estado (afiladas, sin óxido…).

Piensa que unas tijeras poco afiladas, por ejemplo, pueden dañar tus plantas cuando las podes y dejarlas más expuestas al ataque de plagas y enfermedades. 

3. Poda las plantas que necesiten un arreglo

Hacia el final del invierno es conveniente hacer una poda de limpieza de tu jardín. 

Con el frío, es habitual que tus plantas tengan tallos y hojas muertas. En el caso de los tallos, los distinguirás porque son más quebradizos y bajo la corteza se han vuelto negros o marrones. 

Elimínalos para permitir que el resto de la planta crezca con más vigor.

Recuerda que este mismo trabajo debes hacerlo también en tus árboles y arbustos. 

4. Revisa el riego automático (¡podría haber fugas!)

Con el frío y las lluvias, lo normal es que el sistema del riego se pase bastante tiempo inactivo o con un uso muy intermitente.

Por eso, ahora que vuelve a llegar el calor y que tus plantas te demandarán más agua, es importante que revises el sistema en busca de:

  • Fugas y escorrentías: las pérdidas de agua pueden provocar encharcamientos que ahoguen las raíces de las plantas (además de abultar tu factura). Esto sucede a menudo si en las tuberías del sistema quedaba algún resto de agua que se congeló con el frío. 
  • Atascos: a veces las boquillas de riego se atascan con restos de tierra o guijarros de pequeño tamaño. Revísalas para asegurarte de que todas las plantas reciben la cantidad de agua que necesitan. 
  • Fallos en el programador: no es habitual, pero puede suceder que durante el periodo de desuso tu programador de riego haya sufrido alguna avería. O bien puede haberse quedado sin carga, en el caso de que utilices un modelo a batería. Por eso es importante que lo enciendas antes de que empiece la temporada de riego y compruebes que funciona bien.

Acuérdate de comprobar también las rutinas de riego que estén programadas, por si tienes que hacer algún cambio.

5. Llegó la hora de la siembra

Ahora que el frío está remitiendo, es el momento de renovar el jardín con esas especies que florecen en primavera, como:

  • Pensamientos.
  • Petunias.
  • Lirios.
  • Rosas.

Además, puede ser un buen momento para trasplantar las especies que tengas en una maceta y que quieras pasar al jardín. 

De este modo, las raíces tendrán tiempo de arraigar y de prepararse para la llegada del calor. 

6. Fertiliza tus plantas para que empiecen la primavera con energía

En esta época, tus plantas están comenzando a salir del letargo invernal y se preparan para desplegar sus flores. 

Este es un proceso que les consume mucha energía, por lo que debes prestar especial atención al abonado. 

Aplícales fertilizante para lograr que crezcan más sanas y que desarrollen un mayor volumen de flores. 

El tipo de fertilizante que utilices dependerá de cada especie (si tienes dudas sobre cuál es necesario en cada caso, pregúntanos sin miedo

7. Una ronda de fitosanitarios te ahorrará disgustos

Con el calor, las plantas no serán lo único que despierte en tu jardín: también supone la llegada de algunos visitantes indeseados, como:

  • Hormigas.
  • Cochinillas
  • Ácaros.
  • Oídio y otros hongos.
  • Pulgón.

Todas estas plagas suponen un riesgo para tus plantas, por lo que es importante prevenir su aparición con algún tipo de producto fitosanitario. 

Lo habitual es utilizar un fitosanitario genérico, pero si detectas alguna plaga concreta en tu jardín puedes buscar uno más específico. 

Cuidados del césped en primavera

El césped también recobra su energía durante la época de altas temperaturas. 

Pero, como sabes, esta planta requiere una serie de cuidados especiales para recuperarse de las duras condiciones del invierno.

Ante todo, los cuidados que le demos al césped durante la primavera deben promover el crecimiento del sistema radicular (es decir, el desarrollo de las raíces).

Así nos aseguraremos de que esté a punto cuando llegue el verano. 

Estos son los pasos que debes seguir. 

1. Elimina las malas hierbas

Durante el invierno la maleza para colonizar tu jardín.

Algunas de estas especies, como el diente de león, pueden parecerte bonitas, pero su presencia no es una buena señal.

La razón es sencilla: estas plantas oportunistas se extienden rápidamente todas las áreas del jardín y les roban nutrientes al resto de especies.

Si quieres que tu césped crezca sano, primero necesitas eliminar todas estas malas hierbas.

Para eso puedes utilizar un herbicida específico (en algunos casos puede ir mezclado en el propio abono), o bien, si no son muchas, retirarlas a mano. 

2. Rastrillado en profundidad

Como te decíamos más arriba, al rastrillar los restos de hojas y flores secas evitamos que el césped desarrolle plagas de hongos.

Pero además, también estaremos eliminando el musgo, una especie que suele colonizar el césped durante la época de frío y que puede llegar a ahogarlo.

Procura hacer un rastrillado profundo que arañe la tierra para retirar todo el musgo.

3. Si está compactado, airea y escarifica

El césped sometido a pisadas, o que no ha recibido mantenimiento durante un periodo largo, es propenso a compactarse.

Eso significa que las raíces se enredan entre ellas, formando una capa sólida conocida como “colchón”.

Este colchón ahoga al césped e impide que el agua penetre en la tierra, por lo que aumenta sus necesidades hídricas.

Para romper la capa de colchón debes hacer dos cosas:

  1. Airearlo: al realizar punciones verticales en la tierra, permitimos que el oxígeno llegue a las capas más profundas del suelo.
  2. Escarificarlo: hacemos incisiones profundas en el suelo que rompen el colchón y permiten que las raíces vuelvan a crecer con normalidad. 

Tras realizar estos trabajos, te recomendamos que cubras el césped con una capa de mantillo que rellene los huecos. 

4. Resiembra las zonas con menos densidad de césped

La señal más evidente de que el suelo está compactado es que empiezan a aparecer zonas en las que el césped crece de manera desigual, o incluso no crece en absoluto. 

En estos casos, tras haber descompactado la zona como te hemos explicado en el punto anterior, debes volver a sembrar para restaurar esa zona de césped. 

5. Tu pradera también necesita un poco de alimento (abonado)

Al igual que al resto de plantas, durante la primavera es recomendable que le apliquemos una capa de abonado al césped. 

Lo recomendable es que sea un abono de liberación lenta, que se distribuya a lo largo de varias semanas o incluso meses.

Esto hará que el césped crezca más lento, lo cual supondrá menos siegas. 

6. Vuelve a regar (según las necesidades de tu pradera)

Según la especie de césped que tengas en tu jardín, necesitarás regarlo con una periodicidad de entre 10 y 15 días.

Además, recuerda que los riegos espaciados y profundos incentivan el desarrollo radicular.

Y unas raíces más profundas aportan un césped más fuerte, más resistente a la sequía y con menos necesidades de riego durante el verano. 

El punto más importante para tu cuidar tu jardín en primavera: la previsión

Ahora ya sabes qué tienes que hacer para ayudar a tu jardín a recuperarse del invierno y desplegar todo su colorido.

Pero ¿tienes a mano todo lo que te hace falta?

Antes de que empiece la temporada de trabajos, te recomendamos que:

Con todo esto, ya estarás listo para empezar a cuidar tus plantas. 

Y si tienes cualquier duda, recuerda que puedes ponerte en contacto con nosotros para que te asesoremos.

Estaremos encantados de ayudarte a mantener tus plantas sanas y felices.